No sé a usted querido lector, pero a mí siempre me ha causado escozor la gente obsesionada con cualquier cosa. Mantener una idea por tanto tiempo y quererla llevar a cabo a costa de los que sea, se me hace un rasgo característico de una persona capaz de perder los escrúpulos y sus propios valores.
El presidente de la república ha tenido siempre presentes sus promesas de campaña a la hora de tomar determinaciones en su gestión. Algunas no tan bien vistas por la mayoría, otras incomprendidas por varios. Sin embargo, un tema del que poco se habla son las pensiones.
Bajo el régimen actual formado en la época de los noventas; los ahorros de los trabajadores han sido administrados por instituciones financieras que, a primera vista, han hecho un trabajo bastante competente. Es cierto que esta competencia de las instituciones financieras encargadas de los ahorros para el retiro, es poco exigida debido a la falta de conocimiento que el trabajador mexicano tiene sobre el tema. Análisis del año 2019 por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, declaran que más de 19 millones de trabajadores desconocen en que cuenta se administra su fondo para el retiro.
Hace unos días el presidente de la república lanzó una advertencia concreta: el sistema de las afores será revisado exhaustivamente, esto debido a su preocupación por la gente que empezará a jubilarse a partir del año 2024. Esta inquietud, naciente desde la campaña electoral, ha visto rédito al, en octubre del año pasado, ser aprobada por la cámara de senadores una iniciativa, surgida desde el ejecutivo, en donde se sustituía a las Sociedades de Inversión Especializadas para el Retiro (Siefores), por Fondos de Inversión Especializados para el Retiro (Fiefores). La diferencia esencial radicaba en dos ejes: no sería necesaria la contratación de una institución privada para que se administraran las acciones del fondo y, por otro lado, mayor manipulación por parte del trabajador sobre su fondo de ahorro para así, intentar generar mayor rendimiento en el mismo.
Hasta el momento las intenciones se leen loables, sin embargo, la libre gestión de los fondos de ahorro que, dicho sea de paso, representan recursos por más de 100 mil millones de pesos, parece tener un par de cuestionamientos.
Al abrirse la puerta para que instituciones públicas como el Insabi gestionen las pensiones de los mexicanos y desapareciendo, total o parcialmente las afores, se da lugar para que, con los fondos de ahorro, se lleven a cabo proyectos insignia del gobierno federal, comprometiendo el futuro de millones de trabajadores mexicanos. Y aunque el mismo Consar ya ha salido a declarar que esto no sucederá, ¿qué seguridad tenemos de ello cuando las leyes son hechas y deshechas a la voluntad del que ostenta el poder? Parece ser que ninguna.
Tras la iniciativa presentada por el diputado de la bancada de Morena, Edelmiro Santiago Santos, en donde propone al Banco del Bienestar que sea quien administre los recursos que hoy están en las afores, dando como resultado inmediato que sea el mismo Banco del Bienestar quien capitalice las comisiones que genera la administración de dicho dinero. También amplia la posibilidad de que sea este quien puede decidir hacia qué rubros dirigir el recurso.
Las afores hoy han generado poco menos de 500 mil millones de pesos en plusvalías, siendo que desde el inicio del gobierno de López Obrador no han presentado un decremento, sino todo lo contrario. A lo cual me pregunto ¿Cuál es el problema entonces con las afores? Al parecer solo la simple obsesión del presidente en los ahorros de los mexicanos, que con un discurso al cual se le atribuye velar por los intereses del pueblo, no deja claro entonces por qué seguir insistiendo con algo que, hasta ahora, no ha causado el daño del que por más de un año se le ha acusado.
Siempre me han causado escozor las personas obsesionadas…
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