La población de San Pedro y San Pablo Ayutla se encuentra imposibilitada de poder atender las recomendaciones sanitarias, puesto que es necesitario lavarse las manos, hábito que les es inalcanzable desde hace tres años.
Dicha falta de agua se debe a una intensa lucha por el Manantial Meejy, el cual, divide a Ayutla y a la población de Tierra blanca, que son parte del municipio de Tamazulapám del Espíritu Santo.
Los problemas para dicha comunidad se han acumulado, ya que el problema no solo es el de la escases de agua, sino la propagación de un virus que se puede combatir con este recurso y los incendios forestales que han presentado.
De acuerdo con la Coesfo, Oaxaca ha acumulado 155 incendios forestales en lo que va del 2020, que de éstos en San Pedro y San Pablo Ayutla continúan activos.
Este 19 de mayo se cumplen 3 años que los habitantes de Tierra Blanca invadieran 25 predios de Ayutla ubicados cerca del manantial Meejy.
Por lo anterior, mujeres defensoras del derecho al agua de la comunidad, en compañía de la Misión Civil de Observación (MCO), realizaron la denuncia correspondiente, por las violaciones a los derechos humanos en cuanto al agua, la vida, la salud, la integridad física, seguridad personal; al debido proceso legal, la seguridad jurídica, derechos de las mujeres, niñas, niños y adolescentes.
La Misión Civil de Observación, denunció que “esta agresión comenzó la escalada de violencia que tuvo en el 5 de junio de 2017 un ataque armado, el cierre de las tuberías de agua y su posterior destrucción y una permanente campaña contra mujeres defensoras de Ayutla”.
Agregaron que “en plena emergencia sanitaria y ya con casos de covid-19 detectados en la comunidad, Ayutla sigue sin agua para atender las recomendaciones de higiene; los casos denunciados desde 2017 siguen sin atenderse y mujeres defensoras siguen bajo ataque mediático por su activa defensa del derecho al agua de su comunidad”.
Cabe destacar que pasaron 35 meses para que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos interviniera para resolver la sed que vive la comunidad, pero esto resultó fallido ya que “al no tener garantizado su derecho al acceso al agua, les resulta imposible implementar las medidas preventivas y de mitigación para evitar los contagios provocados”.
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