top of page

Dilema moral: entre la duda y certeza del voto





Julio Eduardo Manzano Bizuet


Como bien sabe, el próximo 6 de junio, se llevará a cabo la jornada electoral que es catalogada como la más grande de la historia. A lo largo del país, se renovarán gubernaturas, la Cámara de Diputados Federal, Congresos Locales, Presidencias Municipales y Alcaldías en la Ciudad de México.

Hoy por hoy, se habla de la democracia en cientos de ocasiones; sin embargo, ¿se ha detenido a pensar qué implica esta palabra? Es una forma de gobierno que consiste en la participación del pueblo para elegir a sus representantes políticos. ¿Quién es el pueblo? Es el conjunto de personas que participan en las decisiones políticas de un país, es decir, la ciudadanía.

Actualmente, nadie duda que la democracia sea la forma de gobierno idónea para el desarrollo social, sobre todo porque tiene bases como la libertad y la igualdad; no obstante, en la antigua Grecia, Platón y Aristóteles, no veían con buenos ojos a la democracia, el primero la entendía como una desviación de la timocracia (timo: honor); el segundo, la ubicaba en la escala última de las formas buenas de gobierno, es decir, después de la monarquía y la aristocracia.

No hay que olvidar que también existen tipos de democracia, por ejemplo, la democracia directa, practicada en la Grecia antigua; la democracia indirecta o representativa, la que posee México, tal como lo determina el artículo 40 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM) y la democracia semidirecta, en la cual se practican consultas populares.

Como en todo proceso, en la campaña y jornada electoral deben observarse normas que garanticen que la decisión de la ciudadanía se respete; para ello, existen leyes cuyo propósito es que las y los candidatos cuenten con las mismas condiciones durante las elecciones.

De acuerdo con Norberto Bobbio, la democracia, también deben entenderse como: “el conjunto de reglas cuya observancia es necesaria con objeto de que el poder político sea distribuido efectivamente entre la mayor parte de los ciudadanos, las llamadas reglas del juego…”

Otro concepto diferente de democracia lo aporta el artículo 3º, fracción II, inciso a, de la CPEUM: “… considerando a la democracia no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo.”

Retomo el último concepto aportado por la Constitución Federal, porque la democracia no sólo consiste en la facultad del pueblo para elegir a sus representantes; la democracia se vive cada día, con la práctica de valores como: tolerancia, respeto, honestidad, transparencia, ética, etcétera. ¿Usted considera que quienes están compitiendo por un cargo de elección popular cuenta con esta práctica de valores?

Si bien es cierto que la democracia es el gobierno donde el pueblo manda, la única opción que posee el pueblo para mandar, es sobre las y los candidatos que fueron seleccionados por los partidos políticos. Por eso, hay quienes hablan más de una partidocracia que de una democracia.

Ante la oleada de proselitismo a favor o en contra de partidos políticos, propuestas, candidata, candidatos, ideas, compromisos… ¿Sabe por quién votará? ¿Le convencieron las propuestas esgrimidas durante la campaña? ¿Se siente en verdad representado por quienes compiten por un cargo de elección popular?

Como en cada elección, salvo personas que tienen definido su voto, sea porque le convencieron las propuestas, se identifican con el partido o con quien compite, sea porque obtendrá algún beneficio personal o por cualquier otro motivo; existen otras que se encuentran ante el dilema moral a favor de quien emitirán el sufragio.

Es necesario aclarar que el dilema moral, consiste en la posibilidad de elegir entre varias opciones, pero cualquiera que sea la decisión, tendrá consecuencias, sobre todo negativas. Por lo regular en reuniones he escuchado: “votaré por el menos peor”, “a ver cómo nos va en esta elección”.

Seguramente el día de la jornada electoral, en lugar de preguntarse ¿Cuál es la mejor propuesta o proyecto de gobierno? Al ver la papeleta electoral, le invadirá el dilema moral: ¿Cuál será la opción “menos peor”? Deseo que no le asalte esta duda el próximo domingo.

¿La democracia se encuentra en crisis?, ¿existe alguna otra forma de gobierno que pueda sustituirla?, ¿los partidos políticos deben seleccionar mejor a quienes compiten en las elecciones? No hay un modelo de gobierno perfecto, todos tienen errores, no olvide lo que pensaron los griegos en la antigüedad. Al ser una práctica humana, siempre será perfectible.

Durante la campaña electoral, las y los candidatos ya hicieron lo suyo. Estuvieron en contacto con la gente, recorrieron calles y colonias, formularon propuestas; ahora, es el turno de la ciudadanía votar este 6 de junio.

Al final, usted, tiene la mejor opinión…




13 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page