La reciente renuncia de Alfonso Martínez a la Coordinación General de Comunicación Social y Vocería del Gobierno del Estado abre una enorme pregunta ¿Quién lo sucederá? Pero más importante aún ¿Quién será capaz de resarcir el enorme daño que la soberbia y conducir despótico de “Poncho” le provocó al gobierno de Alejandro Murat al interior del Estado?
Es innegable el excelso trabajo de Poncho Martínez al exterior del Estado, vendiendo su visión edulcorada de Oaxaca en revistas internacionales o eventos suntuosos como la Fórmula 1, sin embargo, su pésimo trabajo como titular de la Coordinación General de Comunicación Social se materializa al interior del estado donde los bajísimos niveles de aprobación del gobierno de Alejandro Murat desnudan el negligente actuar de Poncho y Gisela Ramírez Hurtado.
No es lo mismo ser borracho que cantinero, y sé que comunicar los logros de un gobierno como el de Murat Hinojosa no es nada fácil, pero creo que con un presupuesto de más de 271 millones se pueden hacer grandes cosas. Solo para poner las cosas en perspectiva, Poncho Martínez recibía un presupuesto 15 veces mayor a la secretaría de la mujer y 10 veces más que el de la Secretaría de Pueblos Indígenas y Afromexicano ¿Y qué logró con todo ese dinero? Que el gobernador Alejandro Murat ocupe el lugar 29 de 32 en niveles de aprobación a nivel nacional según la evaluación realizada en enero de este año por Massive Caller donde 7 de cada 10 oaxaqueños no aprueba la gestión del titular de ejecutivo.
Ahora que sabemos que los recursos económicos no fueron el causante de la falta de resultados, solo queda un miembro de la ecuación al cual culpar: el recurso humano. Poncho y la camarilla que lo acompañaba jamás pudieron conectar con la población, medios de comunicación, reporteros, periodistas y líderes de opinión. Basta con ver el patético intento de “mañaneras” del gobernador, la cual, a diferencia de la del presidente AMLO, jamás ha logrado marcar la agenda.
El trato despóta de Poncho y Gisela (a quien definitivamente jamás debieron dejar como encargada de despacho) le ha pasado factura a Alejandro Murat y a los integrantes de su gabinete quienes lejos de beneficiarse del presupuesto asignado para comunicación social y el trabajo de esta coordinación, ven entorpecida la comunicación de sus actividades; sin embargo, caso totalmente opuesto, es el del DIF encabezado por Ivett Morán de Murat, quien se hizo acompañar de un equipo modesto de comunicación social y el cual ha desempeñado un trabajo fantástico haciendo que los aciertos se comuniquen de forma efectiva y logrando que los errores no eclipsen lo verdaderamente importante.
El equipo de comunicación social del DIF encabezado por el Maestro Jesús Ugalde, es la antítesis de lo que alguna vez fue la soberbia, pomposa, acrítica y altanera Coordinación General de Comunicación Social y Vocería del Gobierno del Estado: personas que recorren la entidad, humildes y sensibles ante la dura realidad que viven nuestras comunidades.
Ugalde López creció como los bistces: a madrazos; en un entorno hostil donde nada le fue entregado en bandeja de plata hizo de su dedicación, perseverancia, disciplina y disposición por aprender sus mejores aliados. Reportero de calle hoy convertido en general, el Maestro Ugalde sabe lo que es ser tropa y no solo eso, sigue trabajando codo a codo con ella. Soy testigo de como el Maestro Ugalde trabaja de cerca con sus colaboradores sin ningún tipo de privilegio: viaja donde viaja la tropa, come donde come la tropa y duerme donde duerme la tropa; todo lo anterior a la par de lidiar con los egos de los que se ostentan como grandes periodistas o comunicadores en el Estado.
A veces el sentido común es el menos común de los sentidos, pero hoy el gobernador Murat Hinojosa debería hacer uso de él y preguntarse ¿Quién le ha sumado a mi gobierno en estos últimos años y tiene la capacidad para poder estar al frente de la Coordinación General de Comunicación Social y Vocería del Gobierno del Estado y tiene toda mi confianza?
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